Desde que murió su esposa vive sólo, su cuidado ahora recae sobre su hija Julia (Inma Cuesta), la cual le ofrece que se mude con ella, su esposo y su hija.
Esta convivencia generará no sólo pasos de comedia imperdibles, además, mostrará el enfrentamiento de generaciones, poniendo en tensión los vínculos familiares, entre otros contratiempos.
Sin embargo, lo fundamental que surgirá en este punto de la historia, es la búsqueda que emprende Emilio: intentar reencontrarse con Margarita, su amor de la infancia.
Reencontrarla antes, de que por el avance de su enfermedad, la olvide.
Vivir dos veces es una apuesta al amor, pero por sobre todo, al recordar.
Por otra parte, la película nos permite ver la importancia que tiene en las personas con alzheimer una red de contención y sostenimiento. En este caso su familia, su hija y nieta, que acompañándolo con paciencia, intentan orientarlo en tiempo y espacio, siendo gentiles y amables a sus caprichos, y fundamentalmente, empáticas.
Pero también vemos la otra cara de esto, el hastío y cansancio de parte de sus seres queridos que ven cómo irremediablemente la enfermedad avanza. Es lo más habitual y esperado que esto pase, por eso creemos que esta historia es un guiño también para aquellas personas que deben a la par hacerle frente al olvido.
Una escena:
El diálogo en la estación de servicio en la que Emilio convence a su hija de que lo acompañe en la búsqueda de su primer amor.
Ficha técnica:
Nombre: Vivir dos veces.
Directora: María Ripoll.
Año: 2019.
País: España.
Duración: 101 min.
Elenco: Oscar Martínez, Inma Cuesta, Mafalda Carbonell, Nacho López, Aina Clote