Lic. Vanina Jezewski, la cuarentena nos obligó a permanecer encerrados/as mucho tiempo, luego la situación se abrió con el distanciamiento social. ¿De qué modo afectó la cuarentena a los vínculos?
Me parece que a partir de la cuarentena empezaron a aparecer modalidades alternativas para vincularse, si bien el uso de WhatsApp ya estaba instalado como forma de hacerse presente en la distancia. La implementación de las videollamadas o volver a llamarse por teléfono se introdujeron en la escena. Y con ello las diferencias personales, algunos pudieron adaptarse o sentirse cómodos usando la tecnología y en otros casos eso no fue así generando mucha angustia y soledad. Creo que no es reemplazable el encuentro cara a cara en los vínculos, que se trataron de encontrar las formas de sustituirlo de la mejor forma posible. Somos seres sociales, creo que no estábamos preparados para la restricción en el encuentro con el otro. Frente a estos cambios, quienes hayan tenido los recursos tecnológicos y personales, junto con la flexibilidad para implementarlos, habrán comenzado a encontrarse de otra forma. Hoy en día con la flexibilización de las restricciones de la cuarentena, parece que algunas cosas llegaron para quedarse con modalidades mixtas, combinando lo presencial con lo online en los vínculos.
Hablás de una diferencia de “lo que había” con “lo que vendrá”. En ese sentido, ¿se vive igual el romanticismo en estos tiempos que hace unos años?
Pienso que no, que si bien venimos con ciertas imágenes construidas de lo que vimos desde chicos en la televisión, las series o las películas. Probablemente el romanticismo hoy esté más asociado a una imagen de hacer con el otro las cosas que se comparten en la época actual, por ejemplo, los viajes o las salidas. Creo que está asociado al poder compartir con el otro, combinado con una necesidad de espacios propios y proyectos de las parejas. Pensándolo en comparación al romance en algunas generaciones atrás, quizá aparecía asociado al concepto de matrimonio, bienes y familia. No quiere decir que esto no aparezca actualmente, pero creo que está cambiando a formas con otras estructuras respecto a los proyectos y los tiempos. Teniendo en cuenta que hoy se ha dado lugar a pensar vínculos fuera de lo heteronormativo y eso claramente abrió la posibilidad a pensar fuera de estructuras anteriores, afortunadamente.
Dentro de ese repensar las estructuras, ¿qué lugar para la deconstrucción masculina en los vínculos?
La deconstrucción masculina, es un aspecto que a mi parecer es algo que está en proceso. Venimos de una cultura que ha inculcado una cierta mirada respecto del lugar del hombre y de la mujer. Recién estamos empezando a preguntarnos, si eso que siempre fue así, es la única forma posible. Se está empezando a hablar de la carga mental femenina, salió hace poco una publicidad con el nombre de “Los ayudadores”, (promovida por Spotlight agrupando distintas organizaciones y marcas). Este video promueve el cambiar el “yo te ayudo” por el “yo me ocupo”. Este tipo de propuestas apelan a un cambio en el lenguaje para introducir un cambio en la ideología que la sostiene. Ya que si el hombre ayuda, es responsabilidad de la mujer sostener y realizar ciertas acciones en la casa, porque esto ha sido así desde hace décadas. Proponer yo me ocupo es redistribuir la carga mental y la responsabilidad de ambos miembros de la pareja a la hora de llevar el hogar adelante en lo cotidiano.
Este tipo de información, campañas publicitarias, preguntas que empiezan a surgir me parece que son novedosas respecto a los que veíamos hace diez o veinte años atrás. Aparecen conceptos de responsabilidad en las relaciones vinculadas por lo que dije anteriormente, a la convivencia. También creo que esta deconstrucción ha puesto un interrogante respecto a algunas cosas que parecían ser el plan de vida de todos (claramente me refiero a una generalidad, nunca hay una sola forma apta para todos, pero sí es parte del ideal social) como ir a vivir con la pareja, vincularse de cierta forma. Actualmente se han abierto nuevas propuestas vinculares como el poliamor y eso es algo que aparece en el escenario social y de las redes en este mismo movimiento de la deconstrucción.
En este contexto de redes sociales que mencionás, ¿qué sucede con las aplicaciones tipo Tinder?
Estas aplicaciones han tomado un protagonismo que anteriormente ocupaba el exterior, la calle, los lugares de encuentro en donde las situaciones se daban desde la contingencia muchas veces. Funcionan como un estilo de tráiler de la película en la que se ve quien se propone al match, mostrando su foto y su descripción. A partir de eso las personas eligen a quién conocer. No quiero descartar la singularidad de cada persona, creo que más allá de la aplicación, lo que sucede en cada caso siguen siendo experiencias personales, de encuentro y desencuentro. Se han vuelto hoy una forma más de conocer gente, que ha ido perdiendo el prejuicio que marcaba sus inicios y es cada vez más aceptado socialmente.
Y en esto de lo etéreo que se han vuelto los vínculos, ¿ves alguna diferencia con respecto a la "responsabilidad afectiva" entre las personas más jóvenes y las adultas?
Primero me interesaría aclarar qué entendemos por responsabilidad afectiva. Lo podemos pensar como un acuerdo que evita daños emocionales. Incluyendo la honestidad, el respeto y la empatía. La idea es que cada persona se haga cargo de cómo se vincula para no herir al otro con sus acciones.
A mi parecer, ha comenzado a darse un fenómeno desde los jóvenes, vinculado a tratar de establecer mayor comunicación y acuerdos respecto de la modalidad que va a tomar la relación. En pos de evitar que los malentendidos no generen un daño hacia el otro. Sin embargo, si bien hay mayor comunicación entre algunas personas, el conflicto, las diferencias de interpretación y las modalidades de relación, pueden traer insatisfacción. Siempre que entramos en el campo del amor, aún con las mejores intenciones un desacuerdo o diferencia puede lastimar al otro, porque no hay nadie que opine o resuelva igual a uno.
La posibilidad de tener en cuenta la responsabilidad afectiva de los vínculos puede estar asociada a un cambio social respecto a poder decir cosas, que en otro momento eran implícitas o no se aclaraban. Aún así, creo que depende siempre del caso a caso y que aclarar los términos de una relación o comunicarse, no siempre implica empatía o falta de contradicción en los actos. Considero que es un aspecto complejo en las relaciones y que los vínculos han tenido una tendencia a volverse líquidos, de menor consistencia y muchas veces evitando el componente afectivo propio de quien se involucra en la relación. En conclusión, hay más comunicación, no estoy tan segura si haya mayor implicación afectiva.